Pájaros (Una experienca de presencia plena)
Sentada en mi oficina me sorprende un destello en la mente que me trae al instante presente algo planificado y olvidado. Paro. Por la ventana veo las plantas de mi vecina, Elenita, bailando vigorosamente al ritmo del fuerte viento. Recuerdo que dejé secando en el parque unas mantas que rescaté limpiando unos cajones donde guardo todo lo que queda tirado (recomiendo tener de esos cajones y chequearlos -claro- cada 6 meses).
Donde vivo el viento se
pone bravo y se lleva lo que encuentra suelto. Ya llevo perdidos el banco del
muelle, dos remos, una cama elástica y casi casi un kayak.
Me tomo el último sorbito de mate (es importante hacerlo si no querés
tomarte el trago frío y desagradable al volver) y voy al rescate de mis mantas.
Abro la puerta de la galería y ahí estaba. Un sonido lleno de
sonoridades se agolpó en mis oídos. Paro.
Escucho. ¿Cuántos pájaros diferentes cantan esta mañana de
cielo liso? ¿Qué comunican de esta manera tan agradable? ¿Algún trino se
impone? ¿Cómo repercute el viento travieso entre las hojas? ¿De dónde viene?
¿Hacia dónde va? ¿Cuán frío lo siento en mi cara? ¿Y en mis manos? ¿Qué aromas
nativos trae en su viaje?
Me obligué -para serles sincera- a quedarme observando un ratito. Paro. Siento. Mi pelo se alborota. Respiro alto y agitado. Encojo los hombros. Arrugo la cara. Pienso en volver a mi oficina. Me obligo a vivir la experiencia. Suspiro. Cierro los ojos. Giro todo mi cuerpo hacia el sol. Relajo la cara.
Me quedé así el tiempo que pude. Fue difícil.
Guardé las mantas y busqué el celular para hacer este video y
compartirlo con quien quiera disfrutar unos segundos de belleza.
Estuve lejos de relajarme, pero puedo decir que experimenté un atisbo de
disfrute. Valió la pena. La próxima lo haré mejor.
¿Cuándo fue la última vez que lograste relajarte? ¿Dónde
fue? ¿Con quién estabas? ¿Qué pasaba? ¿Qué te llevó a sentirte así?
Te leo.

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