La mayonesa de Alba (Un relato de la vida real sobre liderazgo y equipo.)
Los asados con la mayonesa de la abuela eran distintos, inolvidables. Claro que el secreto no era la mayonesa en sí, sino lo que se generaba alrededor para lograr esa deliciosa y alimonada crema amarilla.
La abuela Alba usaba un enorme botellón verde de aceite marca
Patito. Ella no compraba mayonesa, la hacía. Huevo, sal, jugo de limón (de su
limonero gigannnnte) y las cuatro primas sosteniendo el gran botellón de aceite
para verterla a modo de hilo en el bowl, como nos enseñaba la abuela en la charla
previa a la práctica. “Más, más, más… listo!”, decía Alba, mientras batía. La
abuela también nos advertía que la mayonesa se podía cortar y que, si se
cortaba, sólo quedaba volver a empezar. Eso nos aliviaba y -a la vez- nos
disponía a trabajar de manera concentrada e inteligente. Al final del proceso, las cuatro
primas probábamos la mayonesa de la misma cuchara y la abuela nos miraba
esperando nuestra opinión que se reducía a un “¡¡¡mmmmmm!!!” acompañado de
cuatro sonrisas y un aplauso.
Colaboración, consciencia en el hacer, un líder amoroso, reconciliarse
con el fracaso, divertirse, probar, celebrar el logro, compartir tiempo e ideas
en confianza... ¡Todo
eso en una mayonesa! Todo puede convertirse en proyecto.
“Hacer es ver”, dijo el maestro Humberto Maturana en una entrevista. Ese es
el punto de este artículo. Hacer te conecta con la esencia de las cosas y los proyectos, con los detalles
de la organización, el movimiento transformador, la energía de las personas, la
habilidad de creación, el camino íntimo a lo que nos importa y el motor
fundamental de dar sentido.
Estamos viviendo en un mundo que reivindica los tips. La
demanda de tips es tan alta que casi cotizan en bolsa. Rápido. Ya. ¡En un sólo
click!!! Quedamos atrapados en la sensación de éxito fugaz a la que nos lleva
el atajo. Nos perdemos
en un estado de no consciencia alejándonos cada vez más de la experiencia y la
reflexión.
¿Qué te parece retomar ese proyecto que dejaste de lado o que pateás para adelante saturado por la ansiedad del “ya”? ¿Qué tanto te importa ponerlo en marcha? ¿Con quiénes y de qué manera lo podés compartir y sumar otras fuerzas?
Hoy te invito a explorar el
camino largo. A encontrarte y encontrar a otros. A hacer en equipo. A sentir lo
que se vive. Juntos. Lento. En forma de hijo, como la mayonesa de Alba.
Contame… ¿En qué ocasiones necesitás tips? ¿Cuál fue tu mejor experiencia
por el camino largo?
Te leo.
Dedicado a mi adorada abuela Alba Gordó, por encontrar la
manera de seguir cerca de mí sorteando la barrera de lo racional.

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