El Mito del Líder TODOLOGO
Liderar bien es descubrir, desarrollar y gestionar talentos, no saber hacer todo.
Según mi experiencia, en muchas organizaciones todavía se sostiene una idea peligrosa: que un buen líder debe tener experiencia directa en cada tarea que realizan sus colaboradores. 😬Que si no sabe hacerlo todo, no puede liderar. 🤦🏻♀️
Pará, pará, pará! ¿¡¿¡Qué cosa?!?! Mi querido lector, pido permiso para discernir en este pensamiento cómodo, lógico a primera vista y riesgosamente conservador.
❗ACLARACIÓN: Comparto este punto de vista basaba en mi camino como colaboradora, como líder y como coach de bienestar empresarial. Ahí va...
Un líder no tiene que saber programar como el desarrollador, ni negociar como el comercial, ni dominar las métricas como el analista. Pretender eso es confundir liderazgo con omnipotencia y llevar a las empresas a buscar jefes "funcionales" en lugar de líderes reales. El trabajo del líder no es hacer, es habilitar.
El trabajo del líder es crear las condiciones para que otros se destaquen. Y eso no se logra sabiendo hacer todo, se logra así 👇🏻
- Comunicando con claridad hacia dónde vamos y por qué eso importa.
- Generando confianza para que las personas se animen a probar prototipos y tomar riesgos conscientes.
- Escuchando activamente, incluso -agarrate Catalina- cuando no se tienen las respuestas.
- Facilitando recursos, eliminando obstáculos y destrabando decisiones.
- Haciendo sentir a cada miembro del equipo que él/ella y su trabajo importa.
El liderazgo no es un conjunto de habilidades técnicas; es una desafío relacional.
Saber hacer ≠ Saber liderar. Un gran cirujano puede ser un pésimo jefe de residentes. Un brillante programador, un líder tóxico. ¿Por qué? Porque liderar implica desarrollar personas, no sólo tareas. Y eso exige humildad, empatía, consideración, visión y una enorme capacidad de comunicación. Cualidades que no se aprenden por ósmosis al dominar un oficio, sino que se cultivan con intención y espíritu constante de aprender. Un apasionado constructor del talento ajeno.
Sí, entender el trabajo del equipo ayuda. Pero hay una línea fina entre entender para acompañar y querer controlar porque "yo sé" ó "yo lo haría mejor". Esa línea separa al líder que empodera del jefe que sofoca.
¿Qué ponen en riesgo las empresas cuando exigen experiencia en todo? Promueven al mejor técnico… Ahí es cuando pierden a un gran colaborador en su especialidad para ganar un mal gestor. Otro riesgo: los equipos terminan dependiendo del “líder que sabe todo”, frenando la autonomía, la creatividad y el crecimiento.
En tiempos de transformación constante, los líderes que más aportan no son los que tienen todas las respuestas, sino los que hacen las preguntas las correctas. No los que imponen soluciones, sino los que cultivan contextos donde las soluciones emergen del colectivo.
PROPUESTA! A la hora de seleccionar líderes tengamos como norte la capacidad de servicio, en lugar de la -tan atractiva y dañina- personalidad Macho/Hembra Alfa de mandar.
El verdadero liderazgo no se construye solamente sobre la autoridad del saber, sino sobre la autoridad del servicio. No se trata de ser el más experto, sino el más comprometido con el desarrollo de los demás para alcanzar los objetivos.
El liderazgo es incómodo porque exige renunciar al ego, a la tentación de demostrar constantemente competencia técnica y abrazar la vulnerabilidad de confiar en el otro.
Conclusión: Si aún creés que un líder debe saber hacer el trabajo de todos, quizás estés pidiendo un superhéroe, no un ser humano. Y en el mundo real, los líderes más efectivos son los que dejan de querer ser expertos en todo para convertirse en expertos en hacer que los demás den lo mejor de sí inspirados en un líder confiable y al servicio del bienestar del equipo.

Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por compartir tu mirada.