Salí del modo “invisible con talento” y empezá a liderar tu futuro rol

 



A ver si adivino... Trabajás bien. Sos cumplidor. No generás conflictos. Siempre estás.

¿Sos de esas personas? Aplauso, medalla, beso y “muchas gracias, sos crack”. Peeeeeeero, pasan los meses, se abren oportunidades y a vos no te llaman.

Entonces activás el Modo Ruido, que suena algo así:

  • “Mucho “sos crack, sos crack, pero eligen a otros”

  • “La próxima no hago un ca#%@😬jo”

  • “Que al nuevo lo entrene Magoya”

  • “No hay nadie más capacitado que yo para ese rol, pero buscan afuera…”

  • "No quieren alguien capaz, quieren a alguien para manipular”

Ese ruido tiene nombre: frustración. Y se alimenta de una creencia muy común que aprendimos desde chicos: "Si me porto bien y hago bien mi trabajo, alguien me va a dar la oportunidad".

Whaaaaaaaat???!!!!

Mi querido lector… eso no siempre pasa. Ni en la vida, ni en las organizaciones.

Dejando de lado las generalizaciones, paso a decir: las empresas no eligen al más bueno. Eligen al más visible. Al que se diferencia con sentido.

STOP AHÍ! Esto no significa que te transformes en un vendedor de humo, ni en la versión empresarial del “autobombo” (aunque, muchas veces -penosamente- funciona, ya lo sé) Hablo de posicionarte con intención. Perdón... entré en modo “Coaching, el arte de hablar en difícil”. Mejor paso a contarte de qué la va lo que digo en modo semi-mentoría.

1. Dejá de buscar adivinos: Observá qué valorás vos de vos mismo

Si vos no tenés claro lo que aportás, nadie va a adivinarlo. Hacé el ejercicio de listar tus fortalezas, logros, aprendizajes clave. Empezá vos. Jaqueate

(Advertencia!!! Si estás pensando “que embole/fiaca/bodrio", no pierdas el tiempo en seguir leyendo. Mejor utilizá tu día para quejarte y encontrar culpables de tu insatisfacción)

2. Levantá la mano: Hablá de lo que sabés en los espacios que ya existen

¿Tenés una reunión semanal de equipo? Opiná, proponé, aportá ideas. ¿Ves una mejora posible en un proceso? Contalo con argumentos. No esperes que te pidan hablar. Casi nadie lo hace.

3. Hacete el “difícil” un rato: Mostrate disponible, pero con dirección

Mostrate como alguien que quiere crecer, pero no desde la necesidad o la carencia. Hacelo desde la propuesta. Desde la decisión. Decir “no” puede abrir puertas.

4. Animate a escuchar cómo te ven: Pedí feedback y contá lo que te interesa.

Puede pasar que lo que estás mostrando no es lo que están buscando. Pedir una reunión para que te den feedback puede ser revelador y de gran ayuda para construir tu futuro.

Además, por lo general los líderes no están pendientes de las necesidades y sueños ajenos, ni saben que querés moverte de rol. Podés pedir una conversación y empezar así: “Me interesa empezar a formarme en X”, “Estoy disponible para desafíos vinculados a tal área”.

Ahora, el momento Kodak!

Permiso para compartir una experiencia propia: Hace tiempo, antes de presentarme a una búsqueda interna, un gerente me dijo: “Preguntate qué pasaría si te eligen para ese rol, si la respuesta te sienta bien, ocupate de que suceda”.

Ejercicio: Cerrá los ojos, respirá profundo y visualizate en ese rol. Te invito a pensar fuerte que ya te eligieron…

Aaaaaapalalá!!! Tal vez al verte sentiste que no es sólo orgullo, también es validación interna. Satisfacción.

Ser elegido después de haberte mostrado con autenticidad no se vive como suerte. Se vive como consecuencia.

Resumiendo…

Si querés un rol diferente, no esperes que alguien te venga a descubrir. Salí del modo “invisible con talento” y empezá a liderar tu futuro. Porque el crecimiento no es para el que espera. Es para el que se planta y dice: “Esto es lo que tengo para dar”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pájaros (Una experienca de presencia plena)

Un lugar en el camino...

Historia de un rodaje (Una historia real sobre animarnos a ser elegidos)